Al alcalde de Salemi, una localidad del oeste de Sicilia, se le escapa una sonrisa maliciosa. "¿Saben qué le falta a este país? Ideas, provocaciones, desafíos... Es lo que nosotros hacemos aquí. Y esto no tiene precio. Además, si la idea es buena, el dinero es secundario. De una forma o de otra, se acaba encontrando". El alcalde Vittorio Sgarbi, crítico de arte de profesión, manotea en el aire con énfasis al explicar a los invitados una de estas innovaciones: "Hemos puesto a la venta por un euro 1.000 casas del centro histórico, bajo la condición de que los nuevos propietarios las restauren conservando su carácter original".
Al principio todo el mundo se reía, pero ahora, asegura, le llaman de otros pueblos de la isla para que relate su experiencia, una respuesta a los tiempos de crisis económica e inmobiliaria mundial. Los edificios eran propiedad del municipio desde que sus habitantes los abandonaron a raíz de un terremoto, en 1968. Hasta ahora nadie los utilizaba.
Toda una revolución"
¿Lo ven? ¡Hemos recibido más de 7.000 ofertas! Algunas de personajes tan famosos como el músico Peter Gabriel y el propietario del Inter de Milán, Massimo Moratti", continúa Sgarbi, que ya era conocido en Italia por sus extravagancias y sus repentinos accesos de rabia en la televisión.
En Salemi, la llegada de Sgarbi a la alcaldía ha supuesto toda una revolución. Durante 150 años, el único hecho por el que era conocida esta tranquila ciudad medieval de 11.000 habitantes, situada en las entrañas del oeste siciliano, era por haber sido el lugar donde el revolucionario italiano Giuseppe Garibaldi anunció, en 1859, la anexión de Sicilia a Italia.
Pero todo cambió cuando, el pasado mes de junio, este crítico de arte se postuló y ganó las elecciones municipales, con el 60% de los votos. "Los salenianos nos eligieron y ahora nos observan como si miraran un programa de televisión", admiten con ironía el príncipe Bernardo Torlonini y el artista Graziano Cecchini --quien saltó a la fama por haber teñido de rojo la Fontana di Trevi--, dos de los seis excéntricos asesores con los que cuenta el alcalde de Salemi.
Creatividad
Y es que, según lo anunciado, los sorprendentes planes de Sgarbi para la localidad no se van a limitar al sector inmobiliario. Así lo explica Oliviero Toscani, el fotógrafo autor de las provocadoras campañas publicitarias de Benetton y también asesor de Sgarbi: "Nosotros, por ejemplo, somos la primera asesoría para la creatividad del mundo. Tenemos a 30 jóvenes trabajando en diferentes iniciativas", explica Toscani, refiriéndose a un grupillo de jóvenes sicilianos que viven y duermen en una especie de comuna en Salemi.
De momento, la propuesta más sonada de su equipo ha sido presentar una petición para convertir la palabra Mafia en una marca registrada, todo un alarde creativo que ha suscitado la indignación de las asociaciones de víctimas. "Divertido, ¿no? A nadie se le había ocurrido... En realidad, lo que queríamos registrar era el acrónimo Mafia, que significa Mediterranean Association for Foreign Affairs Asociación Mediterránea para Asuntos Internacionales", dice Toscani.
"Sgarbi es nuestro rey"
Aun así, la perplejidad de algunos sigue siendo evidente: "Nosotros vigilaremos que Mafia sea aquí solo una palabra", interrumpe una de las dos jóvenes concejalas (sobre un total de 20) del opositor Partido Democrático (izquierda). "Sgarbi es nuestro rey", murmuran, sarcásticas, algunas voces en el trasfondo del frío castillo Svevo, en las alturas de Salemi, escenario de la reunión.
Con todo, tal ha sido el revuelo que han causado los proyectos del nuevo alcalde que la fama de Salemi ya ha cruzado el Atlántico, hasta llegar a los oídos en Nueva York del coreano Yogman Kim, un renombrado coleccionista de cine internacional a punto de quebrar. Yogman ha decidido donar a la localidad siciliana un fondo de 55.000 películas de los últimos 40 años. "Se difundirán a partir de marzo en el castillo Svevo, donde ahora trabaja Toscani. Y quizá colaboraremos también con la Bienal de Cine de Venecia. Me parece que hay interés", afirma el alcalde Sgarbi. "Pero esto es solo el principio", remacha.