miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Tsunamis en el Mediterráneo?

Tras el tsunami de Sumatra del 2004, científicos y políticos se preguntaron si podría sucederle algo parecido al Mediterráneo, un debate que vuelve a abrirse tras el creado por el terremoto de Chile, que ayer pasó por Oceanía y el Pacífico sin causar víctimas mortales gracias a las precauciones tomadas por los gobiernos. Las medidas se hicieron especialmente llamativas en Japón, donde la llegada del tsunami mantuvo en vilo durante horas al país asiático que activó todas las alarmas y ordenó evacuaciones en su costa del Pacífico afetando a 500.000 personas.

La actuación rápida de los gobiernos, la evacuación de decenas de miles de personas y la cooperación de la población ha permitido que el tsunami creado por el terremoto de Chile pasara sin causar daños materiales ni víctimas mortales, pero que de nuevo ha recordado al ser humano la capacidad de destrucción de la naturalezaha

Este fenómeno de nuevo ha horrorizado a los europeos, especialmente a quienes residen en zonas litorales, a quienes de nuevo inquieta la duda de si podrían sufrir lo mismo en carne propia. La respuesta se encuentra en un estudio reciente, publicado en Nature Geoscience, que analiza la tectónica de placas del lecho marino mediterráneo, y en el que se sugiere que Europa podría enfrentarse a un tsunami mucho antes de lo que se pensaba.

Por este motivo, un grupo de científicos se encuentra trabajando en el desarrollo de un sistema de alarma de ‘tsunamis’ para la zona mediterránea. El proyecto, con un valor de entre 40 y 50 millones de euros, comenzó en el 2005, poco después del ‘tsunami’ que tuvo lugar en el Océano Índico y que acabó con la vida de unas 230,000 personas.

Los creadores aseguran que el sistema ofrecerá la posibilidad de alertar a los posibles afectados dos o tres minutos después de recolectar la información sísmica. Las advertencias, que pueden ser enviadas a través de estaciones de radio, teléfonos móviles y buscadores, tomarían alrededor de unos 15 minutos en expandirse con totalidad.

EFECTO DEVASTADOR EN EL MEDITERRÁNEO

El director del proyecto, Stefano Tinti, explicó durante la presentación que debido a que la gran mayoría de las zonas del Mediterráneo están altamente pobladas y son lugares de gran afluencia turística, cualquier ‘tsunami’, por más pequeño que sea, puede generar efectos devastadores. “Incluso una ola de un metro sería catastrófica en una playa turística durante el verano. Estas olas inundan en contados minutos y las posibilidades de sobrevivir a ellas no es muy alta”, asegura Tinti.

Las costas de Grecia, Turquía y Sicilia son las que presentan mayores riesgos, así como las de Algeria y otras partes del norte de África, aseguran los expertos.

Uno de los ‘tsunamis’ más fuertes a los que se ha enfrentado esta región tuvo lugar en las islas del sureste de la costa griega en 1956, logrando expandirse incluso a algunas partes de la costas de Oriente Próximo. “Este hecho acabó con la vida de cuatro personas, pero sucedió mucho antes del boom industrial en Grecia. El mismo ‘tsunami’ hoy tendría terribles efectos”, afirman los científicos.

Los sucesos más recientes sucedieron el 21 de mayo del 2003, cuando una ola de casi dos metros de altura se abatió sobre las costas de las Baleares y hundió más de 70 barcos. Meses antes, el 31 de diciembre del 2002, una muralla de agua de 10 metros había destrozado los edificios en primera línea de playa en la isla de Stromboli, al norte de Sicilia.

UN TSUNAMI CADA 300 AÑOS

Según los centíficos, el Mediterráneo sufre cada 300 años un maremoto de gran virulencia, y hoy en día registra un 10% de los tsunamis que se producen en el mundo. La zona del Mediterráneo más sensible a los efectos de tsunamis se sitúa en el espacio que forman el mar Balear, el de Alborán, la Hoya Argelina, el mar de Liguria, el Tirreno y el Canal de Sicilia, debido al choque de las placas tectónicas eurasiática y africana.

El último tsunami registrado en el este del Mediterráneo se produjo el 8 de agosto de 1303, y se cree que se originó cerca de la costa de Rodas. Esto indica que la zona de subducción helena puede suponer un peligro de tsunami para el este del Mediterráneo. Y, si el análisis es correcto, puede esperarse otro terremoto de la escala del ocurrido en el año 365 mucho antes de lo que se pensaba.