La isla más grande del Mediterráneo es un fenómeno vitivinícola donde destacan tintos muy originales y, donde casi siempre, hay excelente relación de calidad y precio.
Inundada de cepas con la personalidad de las variedades autóctonas, la Nero d’Avola , encabeza el menú.
El relieve sinuoso de la isla ofrece múltiples orientaciones a un viñedo anclado desde mucho antes que se levantaran los hermosos templos griegos que hoy constituyen uno de los grandes atractivos turísticos.
Sicilia es una gran productora con unas 200.000 hectáreas de viñedo, y definitivamente una de las regiones vinícolas más importantes de Italia. Dicen que se embotella más vino que en Australia
El paisaje mediterráneo posibilitan la convivencia de la vid con el olivo, su relieve levemente montañoso, suelos pobres, escasas lluvias y los largos y cálidos veranos dibujan unos vinos decididamente mediterráneos.
Hasta los años ‘80 la industria se erigió fundamentalmente en la cantidad, sin embargo, en la actualidad el nacimiento de productores comprometidos con la calidad ha hecho que incluso muchos abandonen las denominaciones de origen,
La variedad por excelencia
La estrella siciliana para vinos tintos es sin duda, la Nero d’Avola , que puede encontrarse como monovarietal o en compañía de otras cepas foráneas.
La Nero d’Avola participa en algunas denominaciones de origen como Marsala o Cerasuolo di Vittoria, pero la mayoría de elaboradores que la vinifican sola o en compañía de otras uvas tienden a ofrecerla con la designación genérica (IGT o Indicazione Geografica Tipica ) de Sicilia. Aunque se espera la aprobación de una DOC ( Denominazione di Origine Controllata ) Sicilia.
Además, la fama que va adquiriendo paulatinamente la variedad empieza a ser suficiente como para que su nombre esté presente en la etiqueta.
Así es que si urga con detenimiento entre los estantes del supermercado o de una tienda especializada, no le debería ser difícil encontrar esos tintos que representan, mejor que ningún otro, la vanguardia de los vinos sicilianos.