El ciclista ídolo de la Italia avanzada, de mente abierta y liberal de los años 50 murió al contraer la malaria en uno de sus viajes
IGNACIO ROMO
Rompió todos los moldes, hasta el suyo. Fausto Coppi, il Campeonissimo, el hombre que maravilló al mundo con su potencia sobre la bicicleta al tiempo que dividía a Italia con su vida sin hipocresías y con una mentalidad adelantada a su tiempo, perdió la vida hace medio siglo.
Coppi ganó dos Tours, cinco Giros el primero en 1940 con sólo 20 años, un campeonato del mundo y ostentó el récord de la hora durante 14 años. Sus dos mejores temporadas fueron las de 1949 y 1952, en los que ganó Giro y Tour, convirtiéndose en el primer ciclista de la historia en lograrlo. Sus victorias en la ronda francesa fueron incontestables. En la de 1949 ya había aventajado en más de media hora a todos sus rivales salvo a Bartali, la horma de su zapato, su gran adversario deportivo.
La rivalidad Coppi-Bartali trascendió los caminos (en aquellos años se competía sobre todo por terreno no asfaltado) y se instaló en el día a día de los italianos. Se convirtió en una auténtica guerra civil deportiva. Bartali representaba a la Italia profunda, rural, de un catolicismo muy conservador. Coppi, agnóstico, era el ídolo de la Italia avanzada, de mente abierta y liberal, de las ciudades más prósperas del norte del país. Coppi invadió las portadas de los diarios italianos por su relación con Giulia Occhini, una mujer casada con un militar. En 1948 el ciclista, también casado, le dedicó un autógrafo y desde entonces no dejaron de verse. En 1954, el diario La Stampa publicó una foto con Fausto y Giulia abrazándose. "La dama in bianco di Fausto Coppi" tituló el periódico.
En la conservadora Italia de los cincuenta, el escándalo fue tal que hasta la policía se presentó una noche en su residencia. Querían comprobar si compartían la misma cama.
Rompió todos los moldes, hasta el suyo. Fausto Coppi, il Campeonissimo, el hombre que maravilló al mundo con su potencia sobre la bicicleta al tiempo que dividía a Italia con su vida sin hipocresías y con una mentalidad adelantada a su tiempo, perdió la vida hace medio siglo.
Coppi ganó dos Tours, cinco Giros el primero en 1940 con sólo 20 años, un campeonato del mundo y ostentó el récord de la hora durante 14 años. Sus dos mejores temporadas fueron las de 1949 y 1952, en los que ganó Giro y Tour, convirtiéndose en el primer ciclista de la historia en lograrlo. Sus victorias en la ronda francesa fueron incontestables. En la de 1949 ya había aventajado en más de media hora a todos sus rivales salvo a Bartali, la horma de su zapato, su gran adversario deportivo.
La rivalidad Coppi-Bartali trascendió los caminos (en aquellos años se competía sobre todo por terreno no asfaltado) y se instaló en el día a día de los italianos. Se convirtió en una auténtica guerra civil deportiva. Bartali representaba a la Italia profunda, rural, de un catolicismo muy conservador. Coppi, agnóstico, era el ídolo de la Italia avanzada, de mente abierta y liberal, de las ciudades más prósperas del norte del país. Coppi invadió las portadas de los diarios italianos por su relación con Giulia Occhini, una mujer casada con un militar. En 1948 el ciclista, también casado, le dedicó un autógrafo y desde entonces no dejaron de verse. En 1954, el diario La Stampa publicó una foto con Fausto y Giulia abrazándose. "La dama in bianco di Fausto Coppi" tituló el periódico.
En la conservadora Italia de los cincuenta, el escándalo fue tal que hasta la policía se presentó una noche en su residencia. Querían comprobar si compartían la misma cama.
Hasta el papa Pío XII se metió en el asunto. Le dijo a Coppi que debía volver con su primera esposa. Tras la negativa del ciclista, el Papa retiró su bendición al Giro
En diciembre de 1958, ya al final de su carrera, se empeñó en viajar a una cacería en Toledo. "Venía a dos cacerías, la de los galgos y la mía. Aquel día le recibimos en Talavera de la Reina, en la finca La Solana y asistimos a una carrera de galgos en el campo. Me fichó para su equipo y aquello cambió mi vida deportiva". Mientras almorzaban las migas, Coppi le da un consejo decisivo a Bahamontes. "Debes cambiar de estrategia, Federico, no vayas sólo a ganar la montaña. Tienes que ganar la General, la Classifica, lucha también la pianura". El toledano tomó nota y siguió su consejo al pie de la letra: medio año después ganaba el Tour. Para el Águila de Toledo no hay duda alguna sobre el lugar de Coppi en la historia del ciclismo: "Para mi era el no va más, mejor incluso que Anquetil o Merckx. Sin el paréntesis de la II Guerra Mundial, su palmarés sería el doble".
La muerte de Coppi no ha quedado exenta de misterio. En diciembre de 1959 el presidente de Burkina Faso le invitó a tomar parte en una carrera ciclista en su pais seguida de una cacería. Coppi contrajo la malaria y falleció un mes después.
"Yo también estaba invitado a aquel viaje -recuerda Bahamontes- pero renuncié porque yo había tenido las fiebres tifoideas. El problema es que Coppi no quiso tomar la quinina. Germiliani, otro ciclista que cogió la malaria le llamó y le dijo que se tomara la medicación, pero Fausto no quiso. La verdad es que aquella quinina era amarga como el veneno". En 2002, sin embargo, el diario italiano Corriere dello Sport publicó que Coppi fue envenenado con elevadas dosis de cocaína. Aunque un juzgado de su ciudad natal, Tortona, abrió una investigación, sus restos nunca fueron exhumados.
En diciembre de 1958, ya al final de su carrera, se empeñó en viajar a una cacería en Toledo. "Venía a dos cacerías, la de los galgos y la mía. Aquel día le recibimos en Talavera de la Reina, en la finca La Solana y asistimos a una carrera de galgos en el campo. Me fichó para su equipo y aquello cambió mi vida deportiva". Mientras almorzaban las migas, Coppi le da un consejo decisivo a Bahamontes. "Debes cambiar de estrategia, Federico, no vayas sólo a ganar la montaña. Tienes que ganar la General, la Classifica, lucha también la pianura". El toledano tomó nota y siguió su consejo al pie de la letra: medio año después ganaba el Tour. Para el Águila de Toledo no hay duda alguna sobre el lugar de Coppi en la historia del ciclismo: "Para mi era el no va más, mejor incluso que Anquetil o Merckx. Sin el paréntesis de la II Guerra Mundial, su palmarés sería el doble".
La muerte de Coppi no ha quedado exenta de misterio. En diciembre de 1959 el presidente de Burkina Faso le invitó a tomar parte en una carrera ciclista en su pais seguida de una cacería. Coppi contrajo la malaria y falleció un mes después.
"Yo también estaba invitado a aquel viaje -recuerda Bahamontes- pero renuncié porque yo había tenido las fiebres tifoideas. El problema es que Coppi no quiso tomar la quinina. Germiliani, otro ciclista que cogió la malaria le llamó y le dijo que se tomara la medicación, pero Fausto no quiso. La verdad es que aquella quinina era amarga como el veneno". En 2002, sin embargo, el diario italiano Corriere dello Sport publicó que Coppi fue envenenado con elevadas dosis de cocaína. Aunque un juzgado de su ciudad natal, Tortona, abrió una investigación, sus restos nunca fueron exhumados.