miércoles, 6 de enero de 2010

El paludismo retrocede gracias a la cooperación al desarrollo


(EUROPA PRESS)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció un descenso de casos de paludismo a nivel mundial, así como una menor morbilidad y mortalidad por esta enfermedad, gracias a las políticas internacionales de cooperación al desarrollo, que han favorecido una mayor distribución y utilización de mosquiteros y tratamientos antipalúdico.
Según los datos del 'Informe mundial sobre el paludismo 2009' de esta institución, en más de un tercio de los 108 países palúdicos (nueve de ellos africanos y 29 no africanos), el número de casos de paludismo disminuyó en más del 50 por ciento en 2008, tomando como referencia los niveles de 2000.
Esto se debe, entre otras cuestiones, a que en este último año se han destinado un total de 1.700 millones de dólares (unos 1.100 millones de euros), más del doble de la financiación destinada en 2006 (730 millones de dólares, unos 503 millones de euros), lo que ha permitido "extender a gran escala las actuaciones para combatir el paludismo en varios países.
De todas las regiones, África es la que ha recibido un mayor aumento de los fondos destinados a la lucha antipalúdica, gracias sobre todo a las aportaciones del Fondo Mundial y la iniciativa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contra el paludismo, entre otros organismos.
Sin embargo, destaca la OMS, "el volumen de fondos disponibles sigue quedando lejos de los 5.000 millones de dólares (unos 3.400 millones de euros) anuales que se necesitan para asegurar una cobertura elevada y un máximo impacto en todo el mundo".
En comparación con los años anteriores, en 2008 hubo más hogares africanos (un 31%) poseían al menos un mosquitero tratado con insecticida y una mayor proporción de niños menores de 5 años (un 24%) utilizaba esos mosquiteros. Un factor que influye en estos promedios es la escasez de mosquiteros tratados en los hogares de varios de los grandes países africanos, pues su generalización exige recursos que apenas ahora empiezan a estar disponibles. El porcentaje de hogares con mosquiteros superó el 50 por ciento en 13 de los 35 países africanos más afectados (con mayor carga de morbilidad).
Por otro lado, y "aunque va en aumento", el uso de terapias combinadas basadas en la artemisinina (TCA) sigue siendo escaso en la mayoría de los países africanos, donde menos del 15 por ciento de los niños menores de 5 años que tenían fiebre recibieron dicho tratamiento.
En otro sentido, en los países donde se ha proporcionado a buena parte de la población mosquiteros y acceso a programas terapéuticos (como Eritrea, Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Zambia y Zanzíbar) se han reducido a la mitad los niveles de morbilidad y mortalidad por paludismo (objetivo fijado por la Asamblea Mundial de la Salud para 2010), lo que indica que es posible cumplir las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relativas al paludismo a condición de lograr una cobertura suficiente de las principales intervenciones.
Igualmente, se demostró que mayores niveles de asistencia externa traen consigo una reducción de la incidencia del paludismo, por lo que es necesario "perseguir el éxito con mayor ahínco en los países de grandes dimensiones, donde se concentran buena parte de los casos de paludismo y de muertes por la enfermedad.
RESISTENCIA A FÁRMACOS ANTIPALÚDICOS
Por otro lado, la resistencia del parásito a los fármacos antipalúdicos y la del mosquito a los insecticidas son factores que ponen en peligro la lucha contra la enfermedad en todo el mundo. En 2009 quedó confirmada la existencia de parásitos resistentes a las artemisininas, por lo que la OMS se ha puesto a la cabeza de una importante iniciativa para contener las resistencias en Asia Sudoriental.
Con dicha estrategia se buscará atajar rápidamente la propagación del paludismo con herramientas de prevención de la enfermedad; velar por el correcto diagnóstico, el tratamiento eficaz y el debido seguimiento de todos los casos de paludismo para evitar que la enfermedad se transmita a otras personas; interrumpir la comercialización y utilización de monoterapias orales de artemisinina; y vigilar atentamente la eficacia de los medicamentos para detectar con prontitud todo indicio de resistencia.