Andrew Heaton, vicerector del Venerable English College ha afirmado que William Shakespeare (1564-1616), pasó algunos años en Italia, según puede deducirse de varias inscripciones en un libro de peregrinos.
Cinco de las treinta y siete obras de teatro que escribió Shakespeare se desarrollan en la Italia continental, otras cinco, total o parcialmente en la antigua Roma y tres en la isla de Sicilia como Cuento de Invierno o Mucho ruido y pocas nueces con Messina de escenario. El diario “The Independent” se ha hecho eco de las declaraciones de Heaton que en la exposición a tal efecto muestra que el libro está firmado en 1585 por un tal “Arthurus Stradfordus Wigomniensis” y se menciona además en él que un tal “Gulielmus Clerkue Strafordiensis” llegó a ese seminario en 1589.
Según Heaton, el primer nombre puede descifrarse así: “(El compatriota) del (rey) Arturo de Stratford (en la diócesis) de Worcester” y el segundo es simplemente “Guillermo el Amanuense de Stratford”.
Hay una tercera mención de 1587 en el libro de peregrinos que reza “Shfordus Cestriensis” y que, según Heaton, puede querer decir “Sh(akespeare de Strat)ford (en la diócesis de) Chester”.
Las menciones en ese libro coinciden con unos años en los que el paradero del autor de “Hamlet” sigue siendo un misterio: Shakespeare abandonó su Stratford natal en 1585 y reapareció en 1592 en Londres, donde comenzó su carrera de dramaturgo.
“Hay varios años en la vida de Shakespeare de los que no se sabe nada”, dijo Heaton, según el cual lo más probable es que hubiera visitado entonces Roma como católico clandestino.
El libro que probaría la estancia prolongada de Shakespeare en Italia se conserva en el archivo del seminario romano y las inscripciones con esos nombres que parecen referirse al genial poeta se han reproducido para la exposición, titulada “Non Angli sed Angeli“.
La exposición, montada en la cripta del colegio, del siglo XIV, documenta los viajes secretos que hicieron a Roma muchos católicos ingleses y los que hicieron de Roma a Inglaterra los jesuitas “para defender su fe, no obstante la amenaza de captura, torturas y martirio”.
La biógrafa alemana de Shakespeare, Hildegard Hammerschmidt-Hummel, se dice convencida de que el dramaturgo era católico y su religión ayuda a entender su vida y su obra.
Según la biógrafa, tanto los padres, amigos y maestros de Shakespeare eran católicos, como lo eran también muchos de sus mecenas, entre ellos el conde de Southampton, que ocultó a sacerdotes católicos tanto en su residencia campestre de Titichfield Abbey como en la que tenía en Londres.
Quienes sostienen esa tesis afirman que en obras como “Romeo y Julieta” o “Medida por Medida” abundan en “ideas y ritos católicos” y hacen hincapié en la simpatía con que trata el dramaturgo a curas y monjes, así como sus invocaciones a la Virgen María.
Cinco de las treinta y siete obras de teatro que escribió Shakespeare se desarrollan en la Italia continental, otras cinco, total o parcialmente en la antigua Roma y tres en la isla de Sicilia como Cuento de Invierno o Mucho ruido y pocas nueces con Messina de escenario. El diario “The Independent” se ha hecho eco de las declaraciones de Heaton que en la exposición a tal efecto muestra que el libro está firmado en 1585 por un tal “Arthurus Stradfordus Wigomniensis” y se menciona además en él que un tal “Gulielmus Clerkue Strafordiensis” llegó a ese seminario en 1589.
Según Heaton, el primer nombre puede descifrarse así: “(El compatriota) del (rey) Arturo de Stratford (en la diócesis) de Worcester” y el segundo es simplemente “Guillermo el Amanuense de Stratford”.
Hay una tercera mención de 1587 en el libro de peregrinos que reza “Shfordus Cestriensis” y que, según Heaton, puede querer decir “Sh(akespeare de Strat)ford (en la diócesis de) Chester”.
Las menciones en ese libro coinciden con unos años en los que el paradero del autor de “Hamlet” sigue siendo un misterio: Shakespeare abandonó su Stratford natal en 1585 y reapareció en 1592 en Londres, donde comenzó su carrera de dramaturgo.
“Hay varios años en la vida de Shakespeare de los que no se sabe nada”, dijo Heaton, según el cual lo más probable es que hubiera visitado entonces Roma como católico clandestino.
El libro que probaría la estancia prolongada de Shakespeare en Italia se conserva en el archivo del seminario romano y las inscripciones con esos nombres que parecen referirse al genial poeta se han reproducido para la exposición, titulada “Non Angli sed Angeli“.
La exposición, montada en la cripta del colegio, del siglo XIV, documenta los viajes secretos que hicieron a Roma muchos católicos ingleses y los que hicieron de Roma a Inglaterra los jesuitas “para defender su fe, no obstante la amenaza de captura, torturas y martirio”.
La biógrafa alemana de Shakespeare, Hildegard Hammerschmidt-Hummel, se dice convencida de que el dramaturgo era católico y su religión ayuda a entender su vida y su obra.
Según la biógrafa, tanto los padres, amigos y maestros de Shakespeare eran católicos, como lo eran también muchos de sus mecenas, entre ellos el conde de Southampton, que ocultó a sacerdotes católicos tanto en su residencia campestre de Titichfield Abbey como en la que tenía en Londres.
Quienes sostienen esa tesis afirman que en obras como “Romeo y Julieta” o “Medida por Medida” abundan en “ideas y ritos católicos” y hacen hincapié en la simpatía con que trata el dramaturgo a curas y monjes, así como sus invocaciones a la Virgen María.