Prof. Laura Moro (*)
A fines del siglo XIX y principios del XX las corrientes migratorias que partían de Europa hacia los codiciados destinos de América fueron numerosísimas. Condiciones extremadamente desfavorables, como una pobreza de base y la sucesión de guerras hasta llegar a las dos grandes guerras mundiales, motivaron a muchísimas personas a tomar la gran decisión de dejar su patria y buscar nuevos horizontes. De estas corrientes migratorias, una de las más significativas, y quizás también una de las más estudiadas fue la que partió de Italia para dirigirse a las Américas: tanto la del Norte como la del Sur, y en ésta, particularmente la Argentina se destacó como meta prioritaria.
Es bien sabido cuánto contenido emotivo tuvieron estos movimientos migratorios, cuánto de dolor significaron las duras, inexorables, y en la mayoría de los casos definitivas separaciones y de qué manera marcaron las individualidades, así como las familias y finalmente el propio contexto en el cual se insertaban estos inmigrantes. Hoy queremos hacer referencia a la emigración de una localidad de Sicilia, puntualmente la ciudad de Leonforte, hacia la Argentina, y particularmente hacia Paraná. Y queremos hacerlo por una razón muy especial: el 11 de enero de 1991 la ciudad de Paraná, sobre la base de éstas y muchas otras profundas motivaciones se hermanó con la ciudad de Leonforte, en una emotiva ceremonia que seguramente muchas personas recordarán todavía con la misma calidez con que fue vivida en su momento. El hermanamiento de dos ciudades no es un hecho casual: se produce porque —como por otra parte ocurre en muchos hechos sociales— hubo personas capaces de descubrir algo que a la mayoría les pasaba desapercibida, o miraban con indiferencia. La marcada influencia que la inmigración leonfortesa dejó en Paraná es innegable, pero quien logró ponerla en evidencia de una manera tan particular que condujo a hermanar las dos ciudades fue precisamente un leonfortés, el Prof. Salvatore Rindone, que por circunstancias particulares llegó a Paraná, se reencontró con su familia que consideraba perdida y logró que se concretara la famosa “Declaración de Paraná”, firmada por los intendentes de ambas ciudades, que expresa, entre otros conceptos importantes: “Nuestra ciudad recibió el aporte de un gran número de inmigrantes leonforteses que ofrecieron su experiencia, su cultura, y su laboriosidad al servicio de nuestra comunidad , constituyéndose, junto a los inmigrantes de otros países uno de los pilares fundamentales del crecimiento, del desarrollo y de la prosperidad de nuestro pueblo”.
Hoy recordamos con mucho cariño ese momento en el cual dos ciudades decidieron sellar un lazo de hermandad para toda su vida, un lazo que quizás todavía nos falte valorar en toda su dimensión, puesto que es un marco de referencia permanente, que sólo espera de nuestra voluntad para lograr acciones concretas. A veces, la mirada encerrada en nuestras diarias preocupaciones (el árbol) no nos permite dimensionar la importancia de algunos hechos (el bosque). Y sin embargo, no deberíamos dejar pasar esta oportunidad, beneficiosa sin duda sobre todo para los jóvenes. Debemos ser conscientes que la formación de la sociedad paranaense ocurrió mediante la entrega incondicional de todos los inmigrantes que la constituyeron, que participaron activamente en sus dinámicas culturales, sociales y económicas, y que hoy también la movilidad humana, el encuentro entre diferentes culturas, es un elemento fundamental en la formación de la personalidad; y que entonces un hermanamiento con la ciudad de la cual salieron muchas de las personas que ayudaron a formar nuestra sociedad no puede ser sino extremadamente enriquecedorAsí lo entendió sin duda la investigadora Gabriella Barbera, que estuvo en la Argentina el año pasado y particularmente en nuestra ciudad en los meses de septiembre y noviembre, para recabar datos científicos, sociales y humanos referidos a todo este proceso inmigratorio, datos que aportarán a un trabajo que se concretará luego en una tesis de doctorado en geopolítica que será presentada en la Universidad de Pisa. En esos momentos, por iniciativa de la edil Prof. Cristina Sosa, el Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Paraná declaró huésped destacada a la investigadora Barbera, y en un cálido acto realizado antes de su partida, ella ofreció una devolución de los aportes recibidos de la comunidad de Paraná, en una emotiva ceremonia que se llevó a cabo en el salón Mariano Moreno Muchos leonforteses revivieron historias de su vida con ella, desempolvaron viejas fotos, recordaron a sus ancestros, y muchos jóvenes hicieron proyectos. Los adultos mayores fueron los protagonistas en cuanto aportaron todos sus recuerdos. Pero ahora, veinte años después, y con muchísimos cambios sociales y sobre todo comunicacionales, se abre una nueva oportunidad que no hay que dejar pasar, una oportunidad para los más jóvenes.El próximo 11 de enero, el de 2011, celebraremos el vigésimo aniversario de la firma de la hermandad entre ambas ciudades. Se me ocurre que deberían ser los jóvenes los mayores protagonistas de esta celebración, con sentido de futuro, con proyección, con deseos de construir alianzas, acuerdos culturales, intercambios, con el afán de apuntar a metas que pueden ser construidas en común. Así como el Prof. Rindone, un anciano visionario que hoy ya no está con nosotros supo amalgamar a través de esta hermandad la vida de dos ciudades que tenían tanto en común, quizás hoy otros visionarios sepan tomar esta herencia y seguir el camino abierto.Un camino que puede transitarse mediante propuestas de actividades conjuntas, de mutua colaboración, de enriquecimiento cultural recíproco en todos los campos; científico, educativo, universitario, tecnológico, administrativo, comercial turístico y todo lo que signifique promover el bienestar de ambas ciudades y consolidar los vínculos entre ellas. Hay un decreto del Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Paraná referido a una Comisión de Apoyo al Hermanamiento. Por otra parte en Leonforte se está trabajando también para constituir una comisión equivalente, para que juntas, den al 20º aniversario el brillo y sobre todo la participación que debe tener. La invitación está hecha, las puertas están abiertas, el camino está trazado: el futuro espera respuestas.
(*) Ciudadana Honoraria de Leonforte.