El clásico filme de Federico Fellini "La Dolce Vita" está por cumplir medio siglo y la ciudad natal del director hará uso de todos los recursos posibles para darle un agasajo internacional de dos años, al puro estilo del cineasta. Las celebraciones por el filme, que Fellini concibió en 1958, filmó en 1959 y estrenó a principios de la década de 1960, llegarán hasta Los Angeles en el 2009, en un extenso tributo al hombre a quien le gustaba decir "¿Por qué usar dos palabras cuando alcanzan 10?". Como parte de las iniciativas por el 50 aniversario, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega los Oscar, realizará una exposición entre el 24 de enero al 19 de abril sobre el "Libro de los sueños de Fellini" en sus oficinas centrales de Beverly Hills, destacó Reuters. Pero Rimini comenzó la fiesta hace unas semanas con una convención internacional sobre "La dolce vita", que incluyó discursos por parte de críticos, un sociólogo, un psicoanalista, un compositor, un etimólogo e incluso un sacerdote.
Durante dos días los invitados discutieron, analizaron y debatieron sobre cada aspecto de la película en blanco y negro de 178 minutos de duración, que cambió la historia del cine. Fellini, que murió en Roma en 1993, es un dios para los amantes del cine y "La dolce vita" es un ícono. De modo que no sorprendió que para algunos la convención fuese como una experiencia religiosa, una posibilidad de venerar una reliquia junto a otros creyentes. "Nuestro rol es conservar y transmitir la histórica memoria de Federico Fellini", dijo solemnemente Vittorio Boarini, director de la fundación que lleva el nombre del fallecido director. La fundación organiza seminarios y exposiciones, publica libros e incluso tiene un resumen trimestral de "Estudios Fellinianos", que incluyen tópicos de peso como la importancia de los trenes y el mar en el expresionismo de Fellini. "Fellini fue un artista cuya influencia, cuyo poder cultural e intelectual, fue mucho más allá del cine. Su creatividad, sus dibujos, sus escritos, la música que elegía, influyó al arte y a la sociedad en general", comentó Boarini.
Hace pocas semanas, la fundación inauguró una exposición llamada "Los libros de mi casa", donde los devotos pueden ver las publicaciones que el cineasta conservaba en su casa que lo influyeron, desde libros de historietas y misterio hasta obras de Freud y Sócrates.
Escandoloso estreno "La dolce vita," protagonizada por Marcello Mastroianni, Anita Ekberg y Anouk Aimee, fue polémica al momento de su estreno pero es bastante ligera para los estándares de hoy, donde se puede ver más piel en un anuncio televisivo de desodorantes. En siete episodios vagamente conectados, Mastroianni, interpretando al reportero Marcello, cubre las escapadas de la nobleza, los nuevos ricos, las estrellas y los parásitos del café ubicado en la Via Veneto de Roma mientras lucha por encontrar sentido a su propia vida. Una mujer acaudalada y aburrida -Anouk Aimee- lleva a Marcello en su Cadillac a la sórdida casa de una prostituta porque hacer el amor allí sería más excitante que en su propiedad. En su escena emblemática, Sylvia, una altísima diva rubia interpretada por Ekberg, atrae a Marcello a una sensual zambullida de media noche en las frías aguas de la Fontana di Trevi en Roma. En la película, Marcello cubre los eventos con su inseparable compañero, un fotógrafo cuyo apellido es Paparazzo: la palabra que en casi todos los diccionarios ahora significa fotógrafo agresivo de la vía pública.
"La frase 'Dolce vita' o 'dulce vida' y la palabra paparazzo se han vuelto parte cotidiana del idioma estadounidense", dijo Ellen Harrington, de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en California. "La película realmente pronosticó dónde nos encontramos respecto al culto a las celebridades en Estados Unidos, que está tan saturado y exagerado", sostuvo Harrington. "Los paparazzi están por todas partes y mis hijos pequeños ya conocen la palabra porque la existencia de estas criaturas incide de algún modo en nuestras vidas en Los Angeles", añádió. Para el papel de Paparazzo, Fellini se basó en las historias de la vida real de Tazio Secchiaroli, un legendario fotógrafo que murió en 1998. Existen varias explicaciones de por qué Fellini eligió el apellido Paparazzo. Una es que su última sílaba -azzo- rima con "cazzo", el término vulgar para la palabra italiana que significa pene. Cuando la película fue publicada, el Vaticano afirmó que debía cambiarse su título por "La vida desagradable" y una indignada anciana abordó a Fellini en Roma y "debería atarse una piedra alrededor del cuello y se ahogarse en el mar más profundo". La mala fama sólo ayudó a elevar su perfil afuera de Italia. "La dolce vita" pasó a ejercer una influencia para veintenas de directores y todavía deja su marca en las nuevas generaciones. "Incluso mis estudiantes de hoy en día dicen que tiene un mensaje moral", dijo la profesora Luisa Rizzo, quien llevó a su clase de alumnos secundarios a la convención. "Ellos identifican los falsos valores, la superficialidad y las ansiedades de los personajes de la película con la sociedad en la que viven hoy en día", explicó.