domingo, 14 de febrero de 2010

Etna, su señora majestad en Sicilia

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De cuando en cuando se despereza y le deja bien claro a los sicilianos quién manda en la isla. Para eso el Etna es el volcán activo más alto y más grande de Europa. Desde su cumbre de unos 3.340 metros, esta mole en cuyas cavernas habitaron Vulcano, Polifemo y los Cíclopes domina la Sicilia oriental, y a los miles de vecinos que viven en los pueblitos de sus faldas, permanentemente alerta a sus cambios de humor.
Su majestad debe rondar los 500.000 años y a honores como haber sido glosado por Homero, Platón o Virgilio, suma el de haber esculpido los paisajes y las formas de vida de su alrededor como pocos otros volcanes lo hayan podido hacer en otras esquinas del mundo. Se conservan crónicas de hace dos milenios sobre la devastación de sus erupciones, y las más recientes, retransmitidas al mundo por todas las televisiones, son fuente constante de un buen titular. Porque el Etna nunca decepciona. Si en 1669 llegó a cambiar el perfil de Sicilia y en 1928 la lava destruyó el pueblito de Mascali, en 1971 sus arrebatos se llevaron por delante el Observatorio que lo vigilaba y, en el verano de 2001, también los remontes de una de las estaciones de esquí que se sirven de sus pendientes. Porque, sí, en las lomas nevadas de este coloso con el corazón de fuego también se puede esquiar.
A pesar de la constante zozobra de vivir a su merced y de, generación tras generación, seguir luchando por domeñar sus ríos de lava y desviarlos de los pueblos cada vez que ruge para que no causen males irreparables, sus vecinos dicen que el Etna es un volcán 'bueno'. Y es que, además de la fertilidad que engendra en las viñas y huertos de olivos, almendros, pistachos y limoneros que se trepan por sus faldas, a menudo, según cuentan, el ogro tiene a bien agitarse en febrero, el mes de Santa Águeda. Entonces la patrona de la isla, sacada en procesión por las calles de Catania, se las sabe arreglar para amansarlo.
Desde hace más de dos décadas el volcán y su entorno, resquebrajado en más de un centenar de conos secundarios entre sus campos de lava, está protegido como Parque Natural y, siempre que el tiempo acompañe y el Etna no esté demasiado bravo, los visitantes se pueden asomar a las mismísimas orillas de sus paisajes del averno en excursiones sin excesiva dificultad.
Desde el pueblo de Nicolosi, salvado de milagro de la erupción de 1983 al desviarse con explosivos la lengua de magma que amenazaba con tragárselo, se llega por carretera hasta el Refugio Sapienza. Desde allí un funicular asciende hasta los 2.500 metros para luego continuar en todo terreno hasta la cota de los 2.920, a partir de donde habrá que continuar a pie acompañados por guías que van desentrañando el poderío de fumarolas y calderas, de campos de lava petrificados y coladas por las que fluyen ascuas incandescentes a los pies del que atreva a asomarse a las mismísimas orillas de los cráteres en los que late el gigante.

Datos prácticos
La ascensión al Etna
El pueblo de Nicolosi está considerado la principal “puerta de ingreso” al Etna. Desde allí puede emprenderse una bellísima ruta por carretera que hilvana los pueblos agarrados a sus laderas, entre los que no pueden faltar joyas como el medieval Randazzo. Si no se viaja en coche una buena opción es tomar el tren Cincumetnea que rodea la base del volcán partiendo de Catania, e igualmente hay muchas rutas senderistas a emprender en sus inmediaciones. También puede optarse por hacer excursiones organizadas de algunas horas a algunos de sus sus cráteres, campos de lava y fumarolas que manan de las hendiduras en las cortezas de roca, si es que el tiempo y los humores del volcán lo permiten en ese momento. La quizá más habitual sea la que combina la subida en funicular desde el Refugio Sapienza, que si así se contrata puede continuarse con unas horas en los todo terreno del parque y algunos tramos a pie en compañía de guías especializados en vulcanismo. Incluso en verano habrá que llevar ropa de abrigo además, por supuesto, de calzado adecuado para caminar con seguridad. Información detallada de las muchas rutas y principales puntos de interés, en www.parcoetna.ct.it y www.parks.it/parco.etna/

Dónde dormir
Para dormir en las faldas del volcán, el famoso Rifugio Sapienza, un edificio de los años 40 a 1.910 metros de altitud, suma 24 habitaciones agradables aunque sin grandes lujos. Mucho más elegantes, en Taormina, el Grand Hotel San Pietro, con playa privada, spa y hasta cursos de cocina en un emplazamiento único sobre el mar y con vistas al Etna, o el San Domenico Palace, en un monasterio del siglo XV transformado en un cinco estrellas en lo alto de una colina sobre la ciudad. Muy cerca del precioso pueblito de Randazzo, a tiro de piedra del volcán, el encantador agroturismo Borgo San Nicolao, con una decena de habitaciones, todas diferentes, en una granja rodeada de viñedos.

Gastronomía
La cocina siciliana, como saben los muchos seguidores de las historias del gourmet comisario Montalbano de los libros de Andrea Camilleri, ambientados todos en la isla, es excusa suficiente para viajar hasta allí. La pasta con sardinas o la pasta alla Norma, con berenjenas, tomate y ricota salada; la caponata de berenjenas o el falsomagro, una chuleta con relleno de jamón, huevo y queso, o los involtini alla palermitana, rellenos de pasas, piñones y queso con laurel y cebolla, son especialidades imprescindibles, regadas, cómo no, con el particularísimo vino del Etna y acompañados con los panes cunsato y ca’meusa. En el pueblito de Randazzo se puede buscar deliciosa cocina casera en el restaurante Arturo (Via Umberto, 73) y la más elegante Trattoria di Veneciano (Via del Romano, 8). En Catania, La Siciliana (Viale Marco Polo, 52A), en una villa del XIX en la que se despacha alta cocina inspirada sin embargo en la tradición, o la Osteria I Tre Bicchieri (Via San Giuseppe al Duomo, 31), probablemente la mesa más selecta de la ciudad, con también una cantina con una surtidísima bodega.

Más información
Turismo de Italia (ENIT) y también, Turismo de Sicilia y Turismo de Catania

No te vayas sin…
… añadir a los días en Sicilia una escapada al vecino archipiélago volcánico de las Eolias, declarado Patrimonio de la Humanidad, entre cuyo puñado de islas disfrutar de otros colosos como el Strómboli y el Vulcano, protagonistas de las famosísimas películas del mismo nombre junto a, respectivamente, Ingrid Bergman y Anna Magnani, además de recorrer los escenarios de la no menos célebre El Cartero y Pablo Neruda.