Algunos de los protagonistas de la música italiana de hoy y de siempre (como es el caso de Toto Cutugno o Irene Grandi) volverán a darse cita a partir de este martes en el Teatro Ariston de Sanremo, la localidad costera del extremo noroccidental del país que desde 1951 celebra lo que es ya una fiesta de interés popular en el calendario de Italia.
Hasta el próximo sábado, quince artistas competirán por el premio de la categoría de músicos consagrados, mientras que otros diez lo harán en la de nuevas generaciones, un espacio que se creó en los años ochenta del pasado siglo y del que salieron, entre otros, Eros Ramazzotti y Laura Pausini.
A los concursantes se les unirá una larga lista de estrellas internacionales como invitados especiales, entre los que destaca la cantante estadounidense de ascendencia puertorriqueña Jennifer López, quien durante años ha sido el nombre más buscado por la organización del certamen para el cartel de Sanremo.
Pero más allá de los invitados especiales de este festival, el asunto que más interés ha despertado en las últimas semanas en torno al concurso ha sido la polémica sobre dos de los participantes en la máxima categoría: Morgan, el excéntrico co-presentador de la versión italiana del programa de cazatalentos "X Factor", y Povia, aquél que pusiera en pie de guerra a los homosexuales del país el año pasado.
El pasado 3 de febrero, la organización anunciaba la expulsión de Morgan del certamen tras haber admitido en una revista que consumía a menudo cocaína para superar una depresión, aunque hoy mismo la presentadora de esta edición, Antonella Clerici, aseguraba que el cantante estará "de algún modo" en el Teatro Ariston.
Por su parte, Povia ya sabe bien lo que es ser protagonista de una polémica en Sanremo, pues el año pasado los colectivos de homosexuales exigieron su expulsión del concurso por su tema "Luca era gay", en el que se defendía la tesis de que la homosexualidad es una "enfermedad con cura".
En esta ocasión, el polémico artista vuelve a la carga con el tema "La verità" ("La verdad"), en el que defiende la eutanasia y con el que ha querido recordar a Eluana Englaro, la joven en estado de coma que falleció hace ahora un año después de que el Tribunal Supremo autorizara la desconexión de la sonda que la alimentaba.
"'Luca era gay' me llevó tres años escribirla. 'La verdad' nació en tres días, es muy extraño. No soy religioso, ni practicante, pero soy creyente y me sale decir que alguien me ha ayudado a escribirla...", comentaba Povia en una entrevista publicada a principios de mes por la revista italiana "TV Sorrisi".
El propio padre de Eluana, Giuseppe Englaro, ha mostrado su apoyo a la canción, mientras que la presentadora del festival, que confiesa que es difícil pronunciar "juicios" sobre ella, prefiere definirla como una "poesía de amor que una hija escribe a sus padres".
Lejos de toda disquisición, la organización de Sanremo, de la que ahora se encarga la cadena pública de televisión RAI, ha preparado cinco noches de espectáculo musical en el que se incluye una sesión de "leyendas" el jueves, en la que participará Miguel Bosé, y otra de duetos el viernes, que contará con el grupo Jarabe de Palo cantando con Fabrizio Moro, uno de los aspirantes al premio.
Nombres como los de la reina Rania de Jordania, la bailarina estadounidense Dita Von Teese o el grupo alemán Tokio Hotel figuran también en la lista de invitados de un festival que consiguió en la pasada edición recuperar el interés de la audiencia televisiva de la RAI, tras unos años en horas bajas.
Un certamen que en otro tiempo servía para elegir el candidato italiano al Festival de Eurovisión (Italia participó por última vez en 1997) y que, con sesenta años a sus espaldas, busca una nueva seña de identidad para la música del país como la que supuso en su momento el "Nel blu dipinto di blu" que, en la voz de Domenico Modugno, ganó en 1958.