sábado, 5 de diciembre de 2009

Muere el italiano rey Jorge I del principado de Seborga con 320 súbditos

El llamado rey Jorge I de Seborga, municipio italiano en la frontera con Francia y que se auto-proclamó Principado en 1993, murió ayer tras una larga enfermedad a los 73 años y hoy será incinerado en Niza (Francia) para después esparcir sus cenizas, informa hoy "Il Corriere della Sera".
En su casa de Seborga, de la provincia Imperia, ya anoche se instaló la cámara ardiente con el cadáver del soberano vestido con el uniforme de su principado, chaqueta blanca, una banda azul atravesándole el pecho y la espada de los Templarios a un lado.
Al morir el rey, sus 320 súbditos salieron de sus casas entonando canciones, música y frases escritas por Jorge I, refiere el diario.
Giorgio Carbone, verdadero nombre del soberano, era el responsable de una cooperativa agrícola cuando en 1993 creó la Seborga independiente de Italia y la autoproclamó Principado, que dos años más tarde se hizo con una Constitución votada por los vecinos.
Todo se basó en una idea genial de Carbone: en 1748 los monjes cistercienses cedieron Seborga a los Saboya pero el traspaso jamás fue ratificado.
Tampoco el Congreso de Viena de 1815 mencionó al municipio en la redistribución de los territorios europeos tras las guerras de Napoleón, ni en la unificación del reino de Italia (1861) se toma en cuenta a Seborga.
"Ha sido una bella fábula nacida y muerta con el rey Jorge", dijo el alcalde del municipio, Franco Fogliarini.
Pero no todos son del parecer del alcalde: Jorge I nombró ocho ministros que ya han reclamado a la Corte de Estrasburgo que reconozca la independencia del burgo medieval y aducen que por qué San Marino puede ser independiente y Seborga no.
La idea del cooperativista, no reconocida por las instituciones europeas ni italianas, dio la vuelta al mundo y el rey Jorge fue entrevistado por diversos medios de comunicación internacionales.
Después llegó la moneda del Principado, los luigines, los sellos con la efigie del rey, los pasaportes firmados uno a uno por Jorge I, las matrículas de los coches y la bandera azul con las cruz blanca.
El rey Jorge nombró además embajadores en Francia, España, Bélgica, Inglaterra y Japón.
Muchos de ellos estarán presentes junto a las Caballeros de la Corona y los del Sepulcro, priores y ministros cuando el 5 de diciembre próximo, y en la iglesia medieval de San Bernardo, se celebren las exequias del rey.
La historia y la leyenda han ayudado al pueblo, que además fue visitado por San Bernardo, supuesto custodio de los secretos de los Templarios, a que turistas y curiosos visiten y hurguen en los misterios de Segorba.