Siracusa, fue golpeada demasiadas veces, por fuerzas naturales, terremotos, y en tiempos más recientes, bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Quizás por ello, su aspecto difiere en mucho con la ciudad de antaño, pero la historia, sin duda se respira en todos sus rincones. Para empezar, Siracusa está considerada una magnífica muestra de estilos arquitectónicos al sur de Italia. Especialmente relacionado con el barroco de Italia. Pero también, a cada paso podremos recordar que Siracusa fue uno de los centros de la cultura helénica en Sicilia, con restos arqueológicos impresionantes.
El pasado se vislumbra no sólo en la propia ciudad, sino también en sus ruinas históricas, y lugares como la necrópolis rocosa de Pantalica, en total, unas 5.000 tumbas que datan del siglo XIII al VII a. C, un sitio que se puede recorrer por sus senderos. Además, en la zona se conservan restos de antiguos palacios y poblaciones posteriores que se refugiaron del asedio en rocas excavadas.
Volviendo a la ciudad de Siracusa, un atardecer en su plaza principal, con sus cafés, y gentío, será un modo clásico de disfrutarla. Desde la plaza, se pueden observar las fachadas de muchos de los característicos edificios de estilo barroco, entre ellos, el palacio municipal, el palacio del arzobispado, y la catedral. Por si fuera poco, la gastronomía de Sicilia tiene en Siracusa su pequeño paraíso. La historia, y el placer están asegurados.