La parte oriental de Sicilia, entre Messina y Catania, está salpicada de varios y sugestivos pueblos que llevan el prefijo ‘aci’.
Trátase de Acitrezza, Acicastello, Acireale, Aci Bonaccorsi, Aci Sant’Antonio, Aci Catena, Aci Sanfilippo, Aci Platani, Aci Santa Lucia, todos al pie del volcán Etna y mirando el azul Mar Jónico.
El nombre Aci, del latín Acis, era un río que en edad griega corría por la zona, pero a causa de sucesivas erupciones del Etna desapareció bajo el suelo aflorando hoy casi junto al mar cerca del puerto pesquero de Acireale, Santa María La Scala.
El río está ligado a una leyenda de donde toma el nombre: la leyenda de Aci, Galatea y Polifemo. En aquellas tierras floridas pacía su rebaño el cíclope Polifemo, una mole sucia, voraz, ser rudimentario y con un ojo solamente.
Una noche el gigante descansando en la playa fue atraído por la presencia de la ninfas del agua que jugaban y reían entre el acercarse de las olas del argénteo mar. El corazón del tosco Polifemo fue inmediatamente golpeado por la belleza de las doncellas y en particular por una de ella: Galatea. Asustándolas, menos a Galatea que lo enfrentó amenazándolo y desviando todos los ‘dulces’ intentos para la ocasión que mostraba Polifemo, aduciendo con despecho que estaba enamorada de un hermoso joven llamado Aci.
Resentido y rabioso Polifemo buscó al rubio pastor y encontrándolo lo mató súbitamente con una gruesa piedra. Galatea lloró a gritos la dolorosa muerte del amado, y los dioses para compensar y mitigar el dolor de la ninfa transformaron en aguas frescas y cristalinas al pastor y a la misma piedra que había servido para el asesinado, formándose así un río que tomó el nombre de Aci.
Y parece que en el lugar se erigió un pequeño pueblo que luego de ser destruido por las erupciones del Etna, los habitantes se esparcieron formando pequeñas comunidades con el topónimo ‘aci’.