Si se descubre simplemente un temprano amanecer soleado sobre las aguas del Lago Maggiore en Stresa se comprende porque esta bella ciudad, enclavada en una situación panorámica excepcional sobre este gran lago y rodeada por las imponentes cotas de los Alpes piamontinos, cautivó en el siglo XIX a la alta burguesía y al empresariado de Italia.
Sus representantes instalaron en esta bella tierra -con el azul de los lagos y el verde de las colinas- sus villas y palacetes y hasta el mismísimo escritor Ernest Hemingway situó aquí, fascinado por el encanto del lugar, el escenario de su famosa novela "Adiós a las armas" llevada al cine en 1932 con Gary Cooper al frente del reparto.
El Lago Maggiore y sus tres islas Borromeas (Isla Bella, Isla Madre e Isla de los Pescadores), que emergen en frente de la medieval Stresa, siguen siendo hoy un destino evocado y ansiado por los turistas. Ya no pasean por sus amplios parques tantos personajes del mundo del espectáculo, políticos, reyes o literatos como en el siglo XX, pero los que se acercan hasta este lugar, casi en la frontera con Suiza, siguen fascinándose con las villas refinadas, los paseos y los hoteles en estilo liberty de la villa, y las románticas travesías en barco por las tres islas Borromeas, un auténtico vergel botánico con palacetes encantadores y restaurantes para saborear la rica gastronomía del Piamonte.
Stresa, situada a poco más de noventa kilómetros de la olímpica Turín, no deja de ser una villa coqueta, cuyo centro antiguo puede recorrerse en solo unos minutos a pie. Asomándose al paseo del lago se encuentra Pizza Marconi, con su iglesia neoclásica de Sant'Ambrogio, y justo detrás del templo se levanta una de las más antiguas villa de la ciudad, Villa Ducale, antigua residencia neoclásica del filósofo Antonio Rosmini. Otra gran finca rústica de visita imprescindible es la Villa Pallavicino, convertida hoy en un jardín zoológico con más de cuarenta especies donde no faltan animales exóticos como los avestruces y los canguros.
Otra opción es realizar un paseo en paralelo por el lago hasta la entrada al funicular que sube a las montañas cercanas a la ciudad. El recorrido está salpicado de estatuas y monumentos, como los dedicados a Humberto I, a los caídos en la II Guerra Mundial y a Isabel de Saboya. También se pasa por la imponente fachada del Gran Hotel Islas Borromeas, aunque lo mejor de todo es disfrutar de panorámica del lago con sus tres bellas islas.
Este pequeño archipiélago está situado en el centro del Lago Maggiore. La isla más conocida es la Isla Bella, presidida por el palacio barroco y el jardín que levantó el Conde Carlos III Borromeo en 1670. Este noble inició una obra majestuosa modelando progresivamente algunos escollos que salían de las aguas, llevando tierra fértil y plantando flores de diferentes procedencias.
El resultado fue que la familia Borromeo transformó, junto a un ramillete de artistas de la época, ese pedazo de tierra en una isla con terrazas de flores, escalinatas, grutas, fuentes y plantas exóticas y extrañas que causó admiración en toda Italia. En el interior de la isla hay un palacio con cuerpo central y tres alas laterales, donde se guarda una interesante colección de obras de arte y de tapicería.
La Isla Madre es la más grande de las tres y debe su fama a su encantadora vegetación, donde sobresalen las azaleas, las camelias y las palmeras más altas de Italia. En su interior se levanta otro palacio que es visitado desde 1978 por su curiosa colección de muñecas y porcelanas.
La Isla de los Pescadores es la más frecuentada por los aficionados a la gastronomía. En sus estrechas y a veces tortuosas callejuelas hay varios restaurantes que preparan platos con la fauna del lago.
Sus representantes instalaron en esta bella tierra -con el azul de los lagos y el verde de las colinas- sus villas y palacetes y hasta el mismísimo escritor Ernest Hemingway situó aquí, fascinado por el encanto del lugar, el escenario de su famosa novela "Adiós a las armas" llevada al cine en 1932 con Gary Cooper al frente del reparto.
El Lago Maggiore y sus tres islas Borromeas (Isla Bella, Isla Madre e Isla de los Pescadores), que emergen en frente de la medieval Stresa, siguen siendo hoy un destino evocado y ansiado por los turistas. Ya no pasean por sus amplios parques tantos personajes del mundo del espectáculo, políticos, reyes o literatos como en el siglo XX, pero los que se acercan hasta este lugar, casi en la frontera con Suiza, siguen fascinándose con las villas refinadas, los paseos y los hoteles en estilo liberty de la villa, y las románticas travesías en barco por las tres islas Borromeas, un auténtico vergel botánico con palacetes encantadores y restaurantes para saborear la rica gastronomía del Piamonte.
Stresa, situada a poco más de noventa kilómetros de la olímpica Turín, no deja de ser una villa coqueta, cuyo centro antiguo puede recorrerse en solo unos minutos a pie. Asomándose al paseo del lago se encuentra Pizza Marconi, con su iglesia neoclásica de Sant'Ambrogio, y justo detrás del templo se levanta una de las más antiguas villa de la ciudad, Villa Ducale, antigua residencia neoclásica del filósofo Antonio Rosmini. Otra gran finca rústica de visita imprescindible es la Villa Pallavicino, convertida hoy en un jardín zoológico con más de cuarenta especies donde no faltan animales exóticos como los avestruces y los canguros.
Otra opción es realizar un paseo en paralelo por el lago hasta la entrada al funicular que sube a las montañas cercanas a la ciudad. El recorrido está salpicado de estatuas y monumentos, como los dedicados a Humberto I, a los caídos en la II Guerra Mundial y a Isabel de Saboya. También se pasa por la imponente fachada del Gran Hotel Islas Borromeas, aunque lo mejor de todo es disfrutar de panorámica del lago con sus tres bellas islas.
Este pequeño archipiélago está situado en el centro del Lago Maggiore. La isla más conocida es la Isla Bella, presidida por el palacio barroco y el jardín que levantó el Conde Carlos III Borromeo en 1670. Este noble inició una obra majestuosa modelando progresivamente algunos escollos que salían de las aguas, llevando tierra fértil y plantando flores de diferentes procedencias.
El resultado fue que la familia Borromeo transformó, junto a un ramillete de artistas de la época, ese pedazo de tierra en una isla con terrazas de flores, escalinatas, grutas, fuentes y plantas exóticas y extrañas que causó admiración en toda Italia. En el interior de la isla hay un palacio con cuerpo central y tres alas laterales, donde se guarda una interesante colección de obras de arte y de tapicería.
La Isla Madre es la más grande de las tres y debe su fama a su encantadora vegetación, donde sobresalen las azaleas, las camelias y las palmeras más altas de Italia. En su interior se levanta otro palacio que es visitado desde 1978 por su curiosa colección de muñecas y porcelanas.
La Isla de los Pescadores es la más frecuentada por los aficionados a la gastronomía. En sus estrechas y a veces tortuosas callejuelas hay varios restaurantes que preparan platos con la fauna del lago.